Nos maltratamos entre nosotros mismos
Nos maltratamos entre nosotros mismos
Antes de marcharse de su primera visita a Cuba, el turista dijo: ¨Me
llevo la impresión de que los cubanos se odian¨
viernes, junio 20, 2014 | Augusto Cesar San Martin
LA HABANA, Cuba -Antes de marcharse de su primera visita a Cuba, José
Vila, un turista español de 58 años, me dijo: ¨Me llevo la impresión de
que los cubanos se odian¨. A Vila le desencantó que el enfado con el que
trabajan los empleados en los comercios de la isla, se vierta sobre los
clientes.
Una semana después un turista italiano, Vito Liquera de 66 años, me
comentó: ¨No sé cómo los cubanos pueden con tanto menosprecio. No podría
vivir en un país así¨. Vito no concibió porqué los empleados de
gastronomía y comercio le daban la espalda o lo ignoraban cuando
intentaba comprar algo.
Molestias por doquier
¨A donde quieras que vas, te molestas¨, una opinión convertida en slogan
dentro de la isla. Después de las limitaciones del gobierno, los cubanos
de a pie identifican el sector de servicios como la fuente inagotable de
irritación.
Comercio, transporte, comunicaciones, administración y salud pública,
son las áreas destacadas al mencionar a quienes machacan la ya difícil
existencia. Recibe las críticas en mayúscula, la red de comercio y
gastronomía estatal (con despuntes en la privada). Entre las más
señaladas por la población, se encuentran: La desatención y robo al
cliente, maltrato verbal por parte del empleado, desinterés en la venta,
falta de higiene y medidas arbitrarias que violan los derechos de los
usuarios.
Un ejemplo frecuente es lo sucedido en días pasados la tienda ¨Italia¨
del mercado Carlos III, en Centro Habana, cuando abrió la venta con el
polémico papel sanitario. El local de unos 50 metros cuadrados y poca
variedad de artículos en su salón principal, limitó la entrada a 15
personas. Según el dependiente Ángel Rodríguez la restricción fue
ordenada por el gerente de la tienda.
La larga cola de compradores formada con rapidez, fue obligada a esperar
(al sol) mientras la tienda se mantenía prácticamente vacía. Las
reclamaciones de los clientes por el derecho al buen trato fueron
asumidas por Rodríguez como “instigación al desorden público”.
Como conclusión a la protesta, la empleada del guardabolso de la tienda
gritó el verdadero motivo del maltrato: la venganza. Ella recordó a los
presentes el menosprecio que sufre cuando realiza algún trámite
administrativo.
¨Después del mediodía, no se trabaja¨. Frase con la que los cubanos
describen al sector administrativo estatal. Cerrados por fumigación es
una estrategia de moda. En no pocas ocasiones la administración convenía
con los fumigadores… y la tarde queda libre. Complicar trámites para
obtener favores, la indolencia y el maltrato verbal son las
peculiaridades del maltrato mencionadas con mayor frecuencia por la
opinión pública.
Como si fuera una maldición social, el círculo de maltratos se hace
interminable. Los establecimientos públicos dejan una sola puerta de
entrada y salida donde se aglomeran las personas. Los dependientes y
funcionarios estatales se ausentan e ignoran a los usuarios. Hospitales
como el Pediátrico de Centro Habana, niega la asistencia médica a los
niños si los padres no deciden cuál de los dos entrara a la consulta.
Origen y detonante
Durante un espectáculo el pasado mes en el teatro Karl Marx, el escritor
y humorista Nelson Gudin satirizó la realidad de los cubanos. Durante el
monologo aclaró: ¨El que pagó pa´ reírse conmigo se embarcó porque esta
noche vamos a llorar aquí¨.
El origen del maltrato entre los cubanos que se expande como una plaga,
tiene sus múltiples causas en la realidad que vivimos. Las
frustraciones, los bajos salarios, medidas antipopulares, represión,
crisis educacional, desesperanza… Todas convergen en la degeneración de
un sistema social que por su más de medio siglo de fracasos, mantiene a
la sociedad sin visión del futuro.
Esa carga explosiva acumulada por años que a decir del humorista Gudin,
los cubanos llevan por dentro, se evidencia en el menosprecio a la
sociedad y detona con la violencia. La guagua es uno de los sitios donde
se reúnen la frustración, el calor y el alcoholismo, la vía utilizada
para huir de la realidad. Es el lugar donde el maltrato adquiere niveles
de violencia.
Según el criterio de choferes, las guaguas cubanas son como cargamentos
de TNT circulando por la ciudad. Alberto, chofer del P9, narra que las
riñas en los ómnibus son de frecuencia diaria.
¨Yo detengo la guagua y me aparto…la gente se molesta por cualquier
cosa… Te sacan un cuchillo de la nada¨. El pasado día de los padres, en
la tienda Yurumí en Centro Habana, la empleada que cubría la entrada
dijo algo que comienzo a escuchar con frecuencia en las calles.
Mientras ella restringía el acceso de los clientes al mercado, estos
salían de la tienda con la compra atrapada como equilibristas porque no
había bolsas de nylon. Cuando la cola fue creciendo y el mercado
vaciándose, comenzó la protesta de los clientes. La justificación de la
dependienta fue la frase que comienza a estar en boga. ¨Al final, nos
maltratamos todos entre nosotros mismos¨
Source: Nos maltratamos entre nosotros mismos | Cubanet –
http://www.cubanet.org/destacados/nos-maltratamos-entre-nosotros-mismos/
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