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Historias cubanas

Historias cubanas
JORGE CALAFORRA | Miami | 18 Mar 2016 – 12:43 pm.

El viaje de Barack Obama representa un punto de no retorno en su
estrategia de hacer más eficiente la política exterior norteamericana en
los países de América Latina, y de mejorar de esta forma la posición y
la influencia de en la región.

Para esto es imprescindible que comience la reconstrucción de Cuba, y es
evidente que Cuba no puede ser un país próspero si no cuenta con la
ayuda de los norteamericanos. La reconstrucción de Cuba es posible solo
si —entre otras cosas— el sector privado nacional comienza a generar
ganancias y empleos. Lo primero que hay que hacer es poner un punto de
partida a este proceso. Es importante que se incremente sistemáticamente
no solo el número de negocios individuales, sino también sus ganancias,
y comience el desmontaje de todos los obstáculos que impiden la
reunificación de las familias.

Por último, pero no menos importante, no habrá prosperidad en Cuba si no
se respetan los , y esto lo tiene claro el
norteamericano. La visita tiene también el objetivo de que el pueblo
cubano pueda comenzar a crear mecanismos que permitan el respeto de los
derechos humanos en el futuro.

Este es el punto donde el Partido Comunista de Cuba (PCC) tiene serias
diferencias no solo con Estados Unidos, sino también con Europa, todo el
mundo civilizado y con los países que han firmado y ratificado tanto el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (solo Cuba y
lo han firmado pero no ratificado), así como el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (solo Cuba, Estados Unidos y
Myanmar lo han firmado pero no ratificado), adjuntos a la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.

La negación por parte del Partido Comunista de que en Cuba se violan los
derechos humanos ha llegado hasta el punto de que el diario Granma
publica un artículo en el que se plantea que la visita de Obama desmonta
el mito de que en Cuba se hayan violado estos derechos en los últimos 50
años.

Los mecanismos internacionales para proteger los derechos humanos se
crearon para impedir o limitar los abusos del Estado. ¿Cómo es en Cuba?

En primer lugar, cualquiera que exprese una opinión contraria a las
políticas del PCC, o intente organizar una acción en contra del abuso
del Estado, es clasificada por un tribunal secreto como
“contrarrevolucionario”. No existe una definición precisa en la
Constitución cubana de lo que es la revolución, ni la Constitución la
define como una institución de los poderes del Estado. Tampoco define
qué es contrarrevolución, y que en el Código Penal no exista el delito
de contrarrevolución. No se sabe quién es el que toma la decisión de
incluir a alguien en esta categoría. Algún hecho puede ser
contrarrevolucionario un día pero no al día siguiente. Es suficiente que
el Estado declare que “nos vimos obligados a…”. Una persona puede ser
sumamente revolucionaria un día, y convertirse en contrarrevolucionario
a la mañana siguiente.

Esta clasificación permite el uso ilimitado de los poderes y recursos
del Estado en contra de esa persona, su grupo, sus familiares y amigos,
sin existir mecanismos efectivos de defensa ni de réplica. En Cuba no
existe la división de poderes, ni existe la oficina del defensor del
pueblo, ni tampoco existen mecanismos que limiten los poderes de los
Consejos de Estado y de Ministros, ni del Partido Comunista.

Cada persona clasificada de “contrarrevolucionaria”, pierde
automáticamente su condición humana. Se convierte en “gusano”, o sea en
infraestructura infrahumana, sin sangre, sin sentimientos, sin derechos,
ni humanos, ni de ningún otro tipo.

Ejemplos, consecuencias

Ejemplos sobran: los linchamientos públicos a los que presentaron su
solicitud para salir del país en 1980; la confiscación de todo,
incluyendo los anillos de matrimonio a los que se decidían a salir de
Cuba en los años 60; la autoinculpación del poeta Heberto Padilla; la
persecución al escritor Reynaldo Arenas por ser homosexual; la
prohibición de entrada al país a la cantante Celia Cruz para el entierro
de su madre; la condena de 1478 años de cárcel a 75 intelectuales en
2003; la prohibición de salida del país a la doctora Hilda Molina; la
prohibición de salida del país de la familia del mayor Orestes Lorenzo;
la condena a cinco años de cárcel a los firmantes de la carta “La Patria
es de Todos”; el envío a más de 4.000 personas a condenas de más de 15
años de cárcel y la permanencia en prisión por varios años más de varias
personas a pesar de haber cumplido sus sentencias; el envío a campos de
concentración llamados UMAP a todo sospechoso de homosexualidad y
“blandenguería”; la colocación de presos plantados en celdas tapiadas;
la colocación de minas en la cárcel de la Isla de la Juventud ante la
amenaza de invasión; la negativa a Huber Matos para visitar la tumba de
su madre antes de salir de país directo desde la prisión; la prohibición
de entrar al país al economista Carmelo Mesa-Lago para un homenaje por
su 80 aniversario; el fusilamiento de personas por sentencias firmadas
por el Ché Guevara, el mismo día de la sentencia, sin tener él el poder
legal para firmar las sentencias y a pesar de que las sentencias en sí
eran inconstitucionales; el derribo en aguas internacionales de
avionetas desarmadas de Hermanos al Rescate; el destierro a los llamados
“pueblos cautivos”; el hundimiento del remolcador 13 de Marzo con
cañones de ; la negación de entrada a la universidad a hijos o
personas clasificadas de contrarrevolucionarias; el hacer tragar sus
papeles a la poeta y activista María Elena Cruz Varela; el fusilamiento
del general Arnaldo Ochoa Sánchez por delitos de traición a la patria y
narcotráfico, a pesar de que no lo previa el código penal, etc

Estos son algunos de los ejemplos de casos famosos. Por supuesto están
las casos de personas comunes, que solo les cuentan sus historias a
familiares y amigos, y solo a veces trascienden estas a la prensa.

Algunos ejemplos de las consecuencias que sufre el pueblo debido a las
decisiones tomadas por el Gobierno son:

Inyectarse para obtener techo y comida; inyectarse petróleo y
autolesionarse manos o piernas con objetos punzantes para salir de los
campos de concentración, del servicio militar y de las escuelas al
campo; enfermeras que han estado dos años en Iraq y les han regalado un
reloj como pago; personas que han estado dos años en Angola y les han
regalado un ventilador; madres que prostituyen a sus hijas; muchachas
que intentan suicidarse porque las madres las obligan a ser queridas de
extranjeros; personas que han muerto debido a derrumbes de sus casas;
hijos que les dicen a sus madres que lo único que desean en la vida es
salir del país; personas que han estado dos años en la cárcel por
pre delictiva; niñas menores de 12 años que acuden a
abortar; médicos y deportistas que no les han permitido entrar al país o
salir a sus familiares cercanos; ancianos que no han sabido más de sus
hijos después de haberse ido del país; que han salvado la vida
gracias a que les han recogido en el mar; historias de hundimiento de
balsas con sacos de arena desde helicópteros; mujeres con hijos que
atraviesan las selvas centroamericanas con coyotes para llegar a Estados
Unidos; personas a las que le hacían inventarios en sus casas un año
antes de salir del país y si en la inspección final faltaba un vaso o el
refrigerador no estaba funcionando, les cancelaban el permiso de salida
por tiempo indefinido; un número indefinido de balseros desaparecidos en
el mar; profesionales que les obligaban a trabajar en la por
tres años antes de dejarles salir del país; de los costos exorbitantes
por trámites y servicios de comunicaciones que separan a las familias;
de las “multas” abusivas en la ; de ancianos que venden cigarros,
uno a uno, para poder aumentar su pensión; personas que han estado ocho
años en prisión por posesión de carne de res; o tres años en cárcel por
posesión de dólares norteamericanos; de heridos y muertos por accidentes
al ser transportados en camiones y otros vehículos con más de 50 años de
explotación; de mujeres que deben ir al médico para que compruebe que
aún tienen menstruación y así tener derecho a comprar almohadillas
sanitarias; de estudiantes que les han llevado de regreso a Cuba desde
los antiguos países socialistas sin decirle nada a nadie; de jóvenes de
16 años que les han enviado a la guerra de Angola; de las prohibiciones
de poseer teléfonos celulares, , de entrar a los hoteles, de
entrar a embarcaciones de recreo por ser cubanos; de familias numerosas
que viven en un solo cuarto; de apagones y falta de transporte e higiene
en instalaciones públicas; de diplomáticos que se avergüenzan porque no
tienen dinero ni para invitar a sus colegas de otros países a un
encuentro social.

Los lectores podrán compartir otras historias y ejemplos en sus
comentarios. Son casos individuales, pero cuyas historias contadas de
forma fragmentada, no dan una imagen de la magnitud de la tragedia.
Historias que quizás permitan elaborar una nueva Constitución que impida
que se repitan estos hechos. Y que quizás un día sirvan para dibujar un
mapa genérico de la represión en Cuba y estimar el verdadero coste de la
construcción del socialismo.

Source: Historias cubanas | Diario de Cuba –
www.diariodecuba.com/cuba/1458300199_21016.html

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